Théodore David Eugène Maunoir (1 de junio de 1806 en Ginebra—26 de abril de 1869) fue un cirujano suizo. Fue uno de los cinco cofundadores del Comité internacional para la ayuda a los heridos, que dio lugar en 1876 al Comité Internacional de la Cruz Roja. Murió sin embargo seis años después de la fundación del comité, así que su colaboración apenas ejerció efecto sobre el desarrollo posterior del CICR. Dentro del comité y en la sociedad de Ginebra tuvo una estrecha amistad con el también cirujano Louis Appia.
Historia
David Eugene Theodore Maunoir pertenece a una familia de médicos: su padre, Charles-Theophile se licencio en medicina en Paris (1804) y su tio, Jean-Pierre, en Montpellier. Notemos que las dos ramas de la familia continuaron ejerciendo la profesion, ya que el tio, Jean-Pierre, envio a su hijo Robert a Montpellier, y que dos hijos de Theodore (Paul y Leon) siguieron a su padre a la capital francesa para efectuar los mismos estudios.
Theodore tuvo en su infancia una salud delicada. Como en esa época se tenia otra libertad, su padre decidió guardarlo en casa durante los primeros años de su infancia. Tras terminar brillantemente sus estudios en el «College» y en la «Academie» de Ginebra, Theodore adquirió una formación practica sobre el terreno. Se inicio en el arte de curar asistiendo a vecinos enfermos o accidentados. Así, efectuó su primera operación: un labio leporino, bajo la vigilancia de su padre. Tenia entonces menos de veinte anos. Un viaje a Inglaterra le permitió aprender el ingles y hacer un aprendizaje en el hospital St-Barthelemy, con los cirujanos Lawrence y Abernethy.
En 1829, comenzó sus estudios de medicina, en Paris. Eran profesores distinguidos Pierre-Charles-Alexandre Louis y Philibert Roux. Como escribió el mismo, las jornadas de julio de 1830 y el cólera, en 1831, le proporcionaron trabajo en abundancia. Mencionemos un episodio que pone a Maunoir, durante un instante, en la orbita de la gran historia, Tias asistir su padre a una parienta de Talleyrand, este recibió a heodore y le dijo que la medicina no le convenía y le garantizo un buen porvenir si entraba a su servicio.
Maunoir prefirió la facultad a la diplomacia. Obtuvo su doctorado en cirugía el arlo 1833. No olvidemos que, durante su estancia en Paris, fundo, con d’Espine y Bizot, la Sociedad Medica de Observación, como han mencionado Erwin H. Ackerknecht y Eduard Rudolf Miillener. El mismo año, en Ginebra, paso con éxito los exámenes e ingreso en el colegio de cirujanos.
Su Trayectoria como Médico
Theodore Maunoir no ha dejado a la posteridad una obra inolvidable, tenemos su tesis de doctorado sobre la operación de cataratas, algunos breves artículos sobre casos que conoció, reseñas científicas.
El número de estos no pasa de una decena, cifra aun mas sorprendente si se considera que eran ya abundantes las publicaciones médicas referentes a la Cruz Roja. Notemos, no obstante, una declaración muy reveladora que hizo acerca de la position del Comité Internacional ante el dilema siguiente: socorrer a los heridos militares es hacer la guerra mas humana y, por consiguiente, casi tolerable, es decir, fomentarla indirectamente:
El Comité Internacional de Ginebra y todos los miembros de la Conferencia (de agosto de 1864) se hubieran sentido culpables de demasiada ingenuidad si hubieran incluido una frase condenando la guerra. El horror de la guerra es demasiado evidente en todas las palabras, todos los actos, todos los escritos que fueron publicados entonces. Negarlo seria negar el movimiento. La obra de la Conferencia sigue su curso.
Théodore Maunior
Como médico, Maunoir no dejo rastros notables. En una época en que no era corriente la especialización, parece ser que se distinguió, sobre todo, como ginecólogo y como cirujano, y que tenga renombre en la región por lo que respecta a la operación de cataratas. Según parece sus colegas no vacilaban en consultarlo cuando necesitaban algún consejo. En la nota necrológica de la Sociedad Médica de Ginebra, leída el 5 de enero de 1870, así lo dice el presidente Piachaud. Por último, Maunoir fue miembro activo de la Sociedad Medica. Ocupo la presidencia de la misma en dos ocasiones.
En los últimos anos de su vida, se entrego por completo a la tarea de crear un hospital destinado exclusivamente a los niños. Su labor fue premiada con un éxito póstumo, al abrirse las puertas, el 3 de octubre de 1872, de la «Maison des enfants malades, Chemin Gourgas». Su viuda y su hijo Paul continuaron la tarea, pues formaban parte del comité directivo de la institución y Paul tenia alii consultas medicas. La obra había dado sus resultados: el hospital Gourgas había nacido.
Maunoir y la Cruz Roja
Existe poca información sobre su actividad en el Comité Internacional de Socorros a los Heridos. La correspondencia privada no nos dice nada; faltan los recuerdos personales manuscritos; los textos impresos mantienen una reserva poco informativa. Así pues, a través de fragmentos, intentaremos hacernos una idea de su participación en los comienzos del movimiento.
Hoy en día, se acepta que el éxito de la Cruz Roja es el resultado de una idea genial puesta en practica por un medio receptivo particularmente bien dispuesto. La idea la concibió Dunant: neutralidad del personal sanitario, adopción de un signo distintivo, creación de sociedades permanentes de socorros. El medio receptivo fue la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública. Los fundadores: Dufour, Appia, Maunoir y, sobre todo, Moynier.
En 1863, ignoramos que tipo de relaciones mantenían Dufour, Maunoir, Moynier y Dunant. Pertenecian casi a tres generaciones diferentes: el general tenía 76 años, el médico 57, el jurista 37, y el hombre de letras 35. En cambio, sabemos que había entre los dos médicos una estrecha amistad, por lo menos a partir de 1853. Appia tenia 12 años menos que Maunoir, quien lo había introducido en los círculos médicos y filantrópicos de la ciudad. La guerra de 1859 fue motivo de una activa correspondencia entre los dos. Las cartas de Appia, que asistía como voluntario a los heridos de ambos bandos en Turín, Milán, etc., muestran la cruel insuficiencia de los efectivos sanitarios oficiales. Pero, ausencia reveladora, esas cartas no proponen ninguna solución a largo plazo. Tanto Appia como Maunoir parecían preocupados, esencialmente, por hacer frente a la falta de personal competente, y por departir sobre cuestiones quirúrgicas.
Referencias
- Revista Internacional de la Cruz Roja
- Comité Internacional de la Cruz Roja